Málaga, 11 de Junio del 2.013
El día era caluroso
y una fresca brisa confortaba.
Daba gusto vivir y trabajar.
La ilusión era constante,
la fuerza no flaqueaba,
y solo había luces,
sombras no había ni de noche.
Una fresca brisa de 55 años.
Luces, colores, amores
de día y de noche.
Pequeños contratiempos
salvables,
hoy cosas sin importancia.
Tras una infancia triste,
una vida alegre.
Pero tras un día agradable,
llega la noche y las sombras.
El miedo te atenaza.
Hundes la cabeza en la almohada,
para que no trascienda el
llanto.
De tu boca escapa la sonrisa
y surge el mal gesto.
55 años de día y vida
¿Cuántos me quedan de noche?
Se que no lo voy a soportar.
Tengo que poner el
despertador,
y terminar de una vez con esto.
Supongo que un viento fresco,
allí lo voy a encontrar.
©Bernardo Iribarnegaray
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