A mi alrededor el campo estaba lleno de flores silvestres, las que para mi son las más bellas. Para dejar constancia de la belleza del terreno malagueño, hay que darse prisa, porque con el verano, se termina esta explosión casi lujuriosa. Nos queda el consuelo de los olores intensos de las tierras resecas.
Estas fotos las he hecho también con el objetivo 17-85
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