A las seis de la tarde he salido de casa y he ido por la carretera de los montes suave, muy suave, casi a la velocidad de los ciclistas.
Desde que más de la mitad de los malagueños están parados, es impresionante la cantidad de ciclistas que suben por esta carretera infernal. Luego te los encuentras por todos los senderos. Es curioso ir un rato detrás de ellos y observar la vestimenta y el calzado que llevan y lo de las bicis es de capítulo aparte... Pero lo importante es que la gente sube.
Cuando me he salido de la carretera de los montes y he entrados en la de Comares y Velez, ya es otra cosa. Se va relajado, pero con precaución porque los hombres del campo (no he dicho catetos) van bastante rápidos, por la costumbre de pasar por ahí. Tiene de bueno que hay algunos sitios donde puedes sacar medio coche y bajarte para ver el paisaje y hacer alguna foto.
He llegado a mi destino y el sol aun estaba alto. A pesar de eso a las siete la luz es una maravilla. He usado los tres objetivos y me he olvidado de de el anochecer porque entre montañas no me gusta. El anochecer más bello es el que se ve en una planicie o en el mar. Entre montañas es brusco y además la luz por los lados de la montaña sigue siendo intensa.
En un sitio tan bello, con una soledad total y mi cámara con el trípode y una silla de playa, piensas que es una situación ideal para una muerte súbita.
Estas fotos las he hecho con el objetivo 10-22
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