Málaga, 15 de abril de 2.012
Me he tumbado bajo un olivo centenario,
para el sudor refrescarme y pensar
sobre el sendero que me queda.
El retorcido tronco y las mal trazadas ramas,
me han producido una gran inquietud.
Por cerrar los ojos, he abierto los malos sueños:
el árbol centenario me envolvía,
y lo poco que me quedaba me absorbía,
para ganar vida y alejar su muerte.
Entonces, en los nudos de las ramas,
he visto las caras de los que, antes que yo,
le habían dado vida, le había robado muerte.
He corrido y corrido y corrido, pero sin piernas,
sin brazos, sin cabeza... era mi ultimo sueño
que corriendo, corriendo se iba.
©Bernardo Iribarnegaray
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