lunes, 1 de abril de 2013

La triste vida de un sapo



Yo me quejo por mis dolencias, pero más dura es la vida de este sapo, si es que todavía esta vivo. Aparentemente ciego, sin fuerzas para sujetarse a los bordes de un arroyo caudaloso y dejar de dar tumbos en sus procelosas aguas... No quiero ser sapo en mi próxima reencarnación. Solo quiero ser una mujer viuda y muy,  muy  rica.
















4 comentarios:

  1. Yo quiero ser el difunto en mi siguiente reencarnación. Por algo hay que empezar :D

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  2. Pero no se han fijado que debajo tiene a una rana. Yo creo que el sapo está borracho, fijarse bien. Un abrazo.

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