Málaga, 11 de Marzo del
2.013
Hace un rato he visto un vídeo. Estaba
hecho mediante la técnica de time-lapse, y a diferentes velocidades, para
justificar un ritmo y acomodar un texto.
La realización fotográfica muy
buena. El montaje excelente. El mensaje perverso, como todos los mensajes con tintes
religiosos o pseudo religiosos.
Tendría que volver a escucharlo
varias veces, para poder comentar uno a uno todos los pasajes, pero no lo voy a
hacer, porque me produce la misma sensación que entrar en una iglesia, o tocar
cosas con mucho polvo, o cadenas, o joyas… alergias y manías en definitiva.
Pero hay algo que se me ha
quedado muy gravado y que creo que es el mensaje central: demos gracias a (…)
por todo lo que vemos, comemos o recibimos. Y en lugar de decir a quien (…), plantaban imágenes
de gente con las manos unidas, apuntando al cielo o a la tierra… y mostraban a
gentes humildes con rasgos bondadosos, sonrientes e iluminados…
Y nada nos es dado. Después de
siglos lo hemos ido generando, con sangre sudor y lágrimas. Lo que es nuestro,
nos pertenece por derecho propio y el resto nos ha sido usurpado, con engaño y
violencia.
El girasol es bello y esta en los
campos de cuatro, para producir aceite o para que mi hijo se jarte a comer
pipas, pero nadie mantiene su belleza, para satisfacción del género humano. Si
no produjese beneficios, ya habría desaparecido de la faz de la tierra.
Según nuestros estándares de
belleza, los negros son feos. Pero yo he visto cientos de bebés negros
preciosos, a los que si no fuese por los mocos y las moscas te comerías a
besos. Su problema es que, los que no se mueren, con los años están castigados
a no entrar en nuestros estándares y son unas personas feas. Cuando son bebés
son bellos para conmover el corazón de sus madres, y que les alimenten, por
encima de las necesidades que ellas tienen de alimentarse.
¿A quien hemos de agradecer la
belleza del girasol a (…) o a la duquesa de Alba? ¿A quien debe agradecer el
bebé su llegada a la madurez?
No me gustan los mensajes
perversos, que me envían caras dulces, sonrientes y de movimientos pausados.
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