Málaga, 21 de Mayo del
2.012
Busco entre mis conocimientos,
en ese baúl revuelto.
Pregunto a poetas llorones, a psicólogos y votarates
para qué sirve el amor perdido.
Solito, como siempre,
he llegado a la conclusión, que el amor que se pierde,
cuando uno nuevo aparece, es un amor olvidado.
Por lo tanto, el amor perdido no sirve para nada.
Lo que lloramos y echamos de menos
es el nuevo amor. Ese que nos llena de alegría,
de ilusiones, de nuevas pasiones, de amor.
La boca perdida solo huele a humo
y sabe a barra de labios barata.
La boca repuesta no huele a nada,
quizas al ajito del gazpacho que juntos comisteis.
Es dulce y fresca y dice dulcemente palabras de amor.
¡Ay, amor perdido!, qué tiempo más amargo te espera.
Busca pronto el relevo para ser la dulce ovejita,
de tu nuevo enamorado,
y no la vacaburra de tu antiguo amor.
©Bernardo Iribarnegaray
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