Málaga, 18 de Noviembre del 2010
Me gusta escribir de noche,
cuando en el trono estoy sentado,
con un cuaderno de anillas, rayado,
y un lápiz, que en Ikea he mangado.
Pero me gusta empezar a escribir,
después de haber terminado de hacer,
lo que hasta allí me ha llevado.
Pasado ese primer instante,
y ya más sereno y relajado,
pienso en sentimientos que, a veces,
tengo más que olvidados.
Esta noche he recordado el buen humor
que tenía, en mis primeros años de casado,
y como poco a poco he pasado
a otro estado más apagado.
He visto el cómo y el por qué,
mi carácter se ha trastocado.
En décimas de segundo y ante mis ojos,
todas las causas han pasado.
No las he dejado quedarse.
Su recuerdo nunca ha sido
bien recibido a mi lado.
Que se pudran, que ya las he olvidado
Una sola cosa quiero decir.
Si yo volviese a nacer,
y tuviese conciencia de lo que fui,
no haría absolutamente nada,
de lo que he hecho hasta aquí.
©Bernardo Iribarnegaray
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