Málaga, 28 de Octubre del 2010
¡Ay!... cabra, cabra, cabra...
Subes la escalera, si, muy bien y ya esta.
Sales tu solita al campo,
paces,
retozas,
vuelves y ya esta.
Me miras, pero no se si sabes lo que quiero.
Te vas al redil y ya esta.
Cómo recuerdo a la cabrita joven,
con su cencerrito, clinclin, clinclin.
Cómo remoloneaba.
Cómo suave, suave, me amochaba.
Cómo me pedía que la leche le sacara.
Cómo cuando el cuchillo,
en el cuello le clavaba,
me miraba tiernamente,
para que la vida le perdonara.
No me extraña que el puchero
con su carne y unas papas,
con una tremenda diarrea me castigara,
y patas abajo me cagara.
©Bernardo Iribarnegaray
No hay comentarios:
Publicar un comentario