Málaga, 24 de Octubre del 2010
Y esta planta rozagante,
que un día de la basura saqué,
y que con tanto amor he cuidado,
la muy puta me va a echar del cuarto,
si no para de crecer.
Si estoy sentado al ordenador,
se me mete por el cuello y me soba
tanto, que me hace enrojecer.
Si estoy en la cama, se mece con el viento,
y al rozarme, me hace estremecer.
Si esta delante de la ventana,
no me deja la ropa tender.
Me acaricia entre las piernas,
supongo que por culpa del viento.
Roce arriba, roce abajo... que me hace palidecer.
Si la pongo junto a la puerta,
tapa toda la entrada.
Al ver mi mujer su tronco, se confunde,
se acojona, piensa que he transmutado,
sale corriendo y se esconde espantada.
Y aquí me quedo yo con la planta
y con la vida trastocada.
Si es que la caridad no es buena,
que no conduce a nada.
Es mejor, que le den porculo a la planta;
te compras una ensaimada,
que mengua si no te la comes,
y si te la comes, la cagas.
©Bernardo Iribarnegaray
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